Sunday, October 29, 2006

ASTRONOMIA.-

Como ocurre con la matemática y la física, la astronomía ha gozado entre nosotros del privilegio de ser considerada una ciencia exacta, que busca y encuentra verdades objetivas. Pero durante el siglo XX el mundo académico ha asistido al surgimiento de una nueva mirada sobre lo que los científicos hacen y sobre el universo que estudian. Esta nueva mirada no se ha limitado a señalar los aspectos subjetivos presentes en las más duras de las ciencias (incluyendo a la astronomía), sino que nos han mostrado que el mundo que queremos estudiar tiene un carácter menos absoluto de lo que pensábamos. Así han permitido, entre otras cosas, comenzar a pensar seriamente en las ciencias duras en relación con las culturas donde se originaron. Al hacer astronomía no sólo estamos hablando sobre el cielo, sino que simultáneamente estamos hablando sobre cómo nuestra cultura lo mira, qué valores y expectativas ha puesto en él, en definitiva sobre nosotros, los que miramos.
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Es en este contexto en el que se insertan las actuales ideas sobre la Astronomía Cultural (término propuesto por el británico C. Ruggles y el polaco S. Iwaniszewski), una perspectiva que intenta pensar las concepciones que los hombres de diversas culturas se han ido forjando sobre el cielo, las preguntas que le han hecho y las respuestas que se han dado, en el marco del conjunto de sus formas de conocer y actuar en el mundo.Hay una enorme cantidad de vínculos entre los diversos aspectos de la vida de los hombres y las formas en que estos miran el cielo y lo piensan. Dentro de esta vastísima área que es la astronomía cultural, se encuentran disciplinas como: la historia de la astronomía, que se dedica al estudio de la astronomía del pasado mediante el uso de las técnicas históricas y el soporte de los documentos escritos; y que se encuentra particularmente centrada en el estudio de la forma que el conocimiento sobre los cielos tomó en occidente; la arqueoastronomía, antes llamada astroarqueología, que, mediante el uso de las técnicas de la arqueología, reconstruye las formas con que, en el pasado, distintos grupos humanos vieron el cielo; y la etnoastronomía, que mediante una aproximación etnográfica, recurriendo a técnicas como entrevistas, observación participante, etc., intenta entender las concepciones sobre lo celeste que tienen los diversos grupos étnicos y culturales.
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Entre las temáticas que se abordan dentro de esta enorme área del conocimiento podemos encontrarnos con cuestiones tan variadas como: "calendarios, observación práctica, cultos y mitos, representación simbólica de eventos, conceptos y objetos astronómicos, orientación astronómica de tumbas, templos, santuarios y centros urbanos, cosmología tradicional y la aplicación ceremonial de tradiciones astronómicas" (E. Krupp, en Las leyes del cielo, de J. A. Belmonte.), todas ellas unificadas por un tratamiento que las ubica dentro de su contexto cultural, social, económico e histórico. De este modo la astronomía cultural es una verdadera astronomía antropológica (expresión debida al astrónomo y antropólogo Anthoni Aveni, uno de los más respetados expertos en el tema).
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Por sus características, es ésta un área que requiere indefectiblemente del trabajo interdisciplinario de astrónomos, antropólogos, arqueólogos, historiadores, arquitectos, sociólogos, etc. Lo cual constituye obviamente un enorme desafío, ya que implica la creación de un lenguaje y pautas de trabajo comunes entre representantes de disciplinas generalmente muy alejadas entre sí. Además, para que esta comunicación sea posible, los expertos de cada área deben tener un conocimiento razonable de las demás disciplinas que intervienen.
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La astronomía cultural puede hacer un aporte muy importante a la comprensión de las diversas culturas humanas y del mundo en el que vivimos. El hecho de que los mismos fenómenos astronómicos hayan sido contemplados por distintos grupos humanos, nos permite, al comparar estas diferentes miradas, aprender mucho sobre las sociedades que las originaron.
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Una de las grandes trabas al desarrollo de esta importante perspectiva han sido los estudios poco serios de quienes, atraídos por lo interesante del tema, se han dedicado a dar rienda suelta a sus más locas fantasías. En estos casos la fascinación por lo "oculto", el deseo de impresionar y la moda, entorpecen el trabajo real y menosprecian a las culturas y pueblos pretendidamente estudiados.
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Todos los telescopias, instrumental, fotografías y maquetas han sido realizados por cooperantes de la Orden Bonaria, y de la Asociación Astronómica de Madrid.